Tiro en la cabeza
Mañana jueves, 6 de noviembre, en sesiones de 20:00 y 22:00 h., dentro del ciclo "Otras miradas", el Cine Social Club acoge la proyección de "Tiro en la cabeza", la última película de Jaime Rosales tras el éxito obtenido con "La soledad". En esta ocasión, el cineasta catalán propone al espectador una obra de máxima radicalidad, un film rodado con teleobjetivo, sin diálogos (la única palabra que se oye en los 80 minutos de proyección es "txakurra"), para contarnos un hecho real, el incidente ocurrido en Capbreton en el que murieron dos guardias civiles a manos de miembros de ETA. Desde su estreno en el Festival de San Sebastián, "Tiro en la cabeza" ha generado opiniones contradictorias, tanto entre la crítica como entre el público, que van desde los que opinan que se trata de una obras maestra hasta los que consideran que estamos ante una gran tomadura de pelo. Publicamos a continuación una entrevista con Jaime Rosales que nos ofrece su visión de la película.
"A propósito del estreno de su última película “Tiro en la cabeza”, Jaime Rosales concedió una entrevista en exclusiva para Otrocine.com que pasamos a revisar.
- Antes que nada, encantado de poder hablar con una de las pocas personas que actualmente me hacen seguir teniendo fe en el cine. Cuando se estrenó “La soledad” en los cines, escribí en el blog algo tan exagerado como que era la mejor película española de los últimos 10 años. Tuve pocos comentarios y recuerdo que en las salas de Bilbao duró apenas dos semanas. 6 meses después, Goya en mano, la gente entraba a raudales en dicho post, se reestrenó y ya se habla de “Tiro en la cabeza” sin haberse estrenado en salas. ¿Eres un autor de moda?
Espero no ser un autor de moda, pues todavía me queda mucho que aprender, investigar y proponer. Me gustaría seguir con mi trabajo y tener cada vez más espectadores interesados en ver mis películas, pues como he dicho muchas veces, estoy en contra del apartheid cultural. Sin embargo, siento que vivimos tiempos extraños, con una fuerte mediatización y una necesidad constante de renovar celebridades. En otras épocas las personalidades más conocidas eran personalidades destacadas del mundo del arte, la ciencia, la educación, la economía y la política. Eran personas ejemplares en su comportamiento ciudadano y destacables en el ámbito de su trabajo. Hoy en día las celebridades pertenecen al mundo del espectáculo y del deporte. No son ejemplares en nada. Es un empobrecimiento.
- Parece que en cada nueva película adoptas un nuevo salto mortal, en cambio las críticas suelen ir dirigidas en ese camino. ¿La gente espera ver algo nuevo o queremos un parque de atracciones donde cada barraca es más que conocida?
Algo me dice que mi destino está unido a una fuerte investigación formal dentro de mis películas, y a la vez, soy consciente de la imposibilidad de mantener un mismo nivel de sorpresa en cada película. La gente necesita cosas nuevas. Eso siempre ha sido así y no me parece que sea malo. La necesidad, en el arte, de nuevas formas se justifica porque la sociedad avanza y se producen nuevas relaciones humanas, sociales y psicológicas. Esas nuevas relaciones y situaciones constituyen nuevos contenidos que requieren nuevas formas de expresión para ser expresados correctamente. Otra cosa es innovar por innovar; sorprender por sorprender. La innovación sí; la extravagancia, no. La innovación es ética; la extravagancia, narcisista.
- Se ha dicho que en tu nueva película “Tiro en la cabeza” no hay ideología, hay quién te ha tildado de “manipulador”, de “distante”… ¿Se puede hablar de ETA sin necesidad de decir qué malos son, sin que nadie se eche las manos a la cabeza?
El conflicto vasco es un conflicto complejo. Tiene muchas ramificaciones: políticas, sociales, ideológicas, psicológicas. Sin embargo, para la gente de fuera, para los extranjeros, es un problema relativamente pequeño y, por tanto, les resulta inexplicable que siga atascado. Yo como catalán me encuentro en una posición intermedia. Ni alcanzo a comprender toda la complejidad del problema; ni estoy del todo desconectado con algunos elementos importantes del problema. Me resulta a la vez inexplicable que siga atascado y comprendo, en parte, porqué es tan difícil que algo cambie. He realizado esta película intentando dar unas cuantas claves para ayudar a que algo cambie. La película no propone un análisis hiper lúcido de la situación y un conjunto de soluciones definitivas. La película y el discurso que he producido acompañando la película –discurso que no necesariamente es coincidente con la película- buscan un efecto de choque. Lo que intento es que el conjunto de los ciudadanos españoles y vascos seamos conscientes de que es posible pensar de una manera diferente a la que lo hacemos. Es posible pensar diferente puesto que es posible una película diferente.
- En la película Wall-E, de Pixar apenas se habla, en cambio en “Tiro en la cabeza” parece que ha molestado que no se les oiga hablar. ¿Donde está el límite de lo aceptable en una sala de cine?
Es algo sobre lo que estoy reflexionando. En Wall-E se habla poco pero la esencia de la película como propuesta de entretenimiento de masa ha quedado intacta. Tengo la sensación de que en “Tiro en la cabeza” no solo me he llevado el diálogo. En esa operación he extirpado todo lo que puede tener el cine como instrumento de entretenimiento. Mis anteriores películas tenían cosas en común con esta última; pero, a pesar de ser propuestas arriesgadas; a pesar de enmarcarse dentro de una idea del cine entendida como herramienta de consciencia; tenían una esencia espectacular. En “Tiro en la cabeza” no ha quedado nada de todo eso.
- Se que eres un adorador del cine de Bresson y de Rosselini. Además yo he visto ecos en tus filmes de Kieslowski, Haneke, incluso de Bergman. ¿Te sientes reconocido con estos autores? ¿Qué otras fuentes, cinematográficas o no, te inspiran?
Me inspira la modernidad. De niño me fascinó el cine clásico norteamericano; pero cuando, de estudiante, descubrí el cine moderno -el cine de Rossellini, Godard, Bresson o Tarkovski- supe que ese era el buen camino para mí. Dicho esto, creo que en “Tiro en la cabeza” no hay nada de estos autores. Lo digo con modestia y sinceridad, también: en “Tiro en la cabeza” he tenido la sensación de estar en el centro de la creación pura; como un arqueólogo que descubre una ruina por primera vez. No sentía ninguna influencia anterior. Lo que filmábamos y cómo lo filmábamos no tenía nada que ver con nada que hubiera visto anteriormente.
- Mucho se ha escrito sobre el cine, como mirada, opinión, ensayo ¿Ese plástico atravesado por una luz, como te leí decir, puede ser un arma de destrucción masiva? ¿Puede ser revolucionario?
El cine y el terrorismo tienen muchos paralelismos. De hecho, no es casual que muchos ex miembros de la banda terrorista ETA se han acabado reciclando en el cine. No hace falta dar nombres para saber que esto ha sido así. El cine y el terrorismo comparten dos cosas, como resaltó José Enrique Monterde, moderador del debate en la FNAC el miércoles tras el estreno en San Sebastián: propaganda ideológica y espectacularidad. El cine se constituye como herramienta de propaganda ideológica y se basa, para convencer ideológicamente, en la espectacularidad de sus imágenes. Han existido películas más sutiles y otras menos. Pero en todas las películas permanece ese substrato ideológico y espectacular. Yo he intentado con esta película desactivar ambas facetas. Por ese motivo es una película anti ideológica y anti espectacular. Y por eso no se parece en nada, o casi nada, a cualquier otra película. Por eso es una película compleja.
- ¿Como ves el panorama cinematográfico actual? ¿Harían falta más “Jaimes Rosales”?
El panorama cinematográfico lo veo bien. El cine de autor avanza –con dificultades, indudablemente, pero avanza- y el cine comercial retrocede –eso es innegable-. Se están produciendo varios desplazamientos en la distribución. En el centro de las ciudades cada vez hay más salas en versión original que proponen una programación mixta bastante completa y estimulante; y en las grandes superficies en el extrarradio se concentran las grandes superproducciones. Además está el fenómeno de las series de televisión que se están llevando por delante a las producciones medias. Los museos empiezan a proponer una alternativa seria a las salas de arte y ensayo más exigentes. En medio de estos cambios todavía queda por ver la irrupción de Internet que cambiará las reglas del juego. Yo creo que es un periodo de cambios interesante. Lo que hace falta es que al final triunfe el cine, el buen cine. De la mano de quién venga ese buen cine no tiene importancia.
- ¿Cual ha sido la película que más te ha gustado de los últimos tiempos?
“Tropical Malady” de Apichatpong Weerasethakul.
- Antes que nada, encantado de poder hablar con una de las pocas personas que actualmente me hacen seguir teniendo fe en el cine. Cuando se estrenó “La soledad” en los cines, escribí en el blog algo tan exagerado como que era la mejor película española de los últimos 10 años. Tuve pocos comentarios y recuerdo que en las salas de Bilbao duró apenas dos semanas. 6 meses después, Goya en mano, la gente entraba a raudales en dicho post, se reestrenó y ya se habla de “Tiro en la cabeza” sin haberse estrenado en salas. ¿Eres un autor de moda?
Espero no ser un autor de moda, pues todavía me queda mucho que aprender, investigar y proponer. Me gustaría seguir con mi trabajo y tener cada vez más espectadores interesados en ver mis películas, pues como he dicho muchas veces, estoy en contra del apartheid cultural. Sin embargo, siento que vivimos tiempos extraños, con una fuerte mediatización y una necesidad constante de renovar celebridades. En otras épocas las personalidades más conocidas eran personalidades destacadas del mundo del arte, la ciencia, la educación, la economía y la política. Eran personas ejemplares en su comportamiento ciudadano y destacables en el ámbito de su trabajo. Hoy en día las celebridades pertenecen al mundo del espectáculo y del deporte. No son ejemplares en nada. Es un empobrecimiento.
- Parece que en cada nueva película adoptas un nuevo salto mortal, en cambio las críticas suelen ir dirigidas en ese camino. ¿La gente espera ver algo nuevo o queremos un parque de atracciones donde cada barraca es más que conocida?
Algo me dice que mi destino está unido a una fuerte investigación formal dentro de mis películas, y a la vez, soy consciente de la imposibilidad de mantener un mismo nivel de sorpresa en cada película. La gente necesita cosas nuevas. Eso siempre ha sido así y no me parece que sea malo. La necesidad, en el arte, de nuevas formas se justifica porque la sociedad avanza y se producen nuevas relaciones humanas, sociales y psicológicas. Esas nuevas relaciones y situaciones constituyen nuevos contenidos que requieren nuevas formas de expresión para ser expresados correctamente. Otra cosa es innovar por innovar; sorprender por sorprender. La innovación sí; la extravagancia, no. La innovación es ética; la extravagancia, narcisista.
- Se ha dicho que en tu nueva película “Tiro en la cabeza” no hay ideología, hay quién te ha tildado de “manipulador”, de “distante”… ¿Se puede hablar de ETA sin necesidad de decir qué malos son, sin que nadie se eche las manos a la cabeza?
El conflicto vasco es un conflicto complejo. Tiene muchas ramificaciones: políticas, sociales, ideológicas, psicológicas. Sin embargo, para la gente de fuera, para los extranjeros, es un problema relativamente pequeño y, por tanto, les resulta inexplicable que siga atascado. Yo como catalán me encuentro en una posición intermedia. Ni alcanzo a comprender toda la complejidad del problema; ni estoy del todo desconectado con algunos elementos importantes del problema. Me resulta a la vez inexplicable que siga atascado y comprendo, en parte, porqué es tan difícil que algo cambie. He realizado esta película intentando dar unas cuantas claves para ayudar a que algo cambie. La película no propone un análisis hiper lúcido de la situación y un conjunto de soluciones definitivas. La película y el discurso que he producido acompañando la película –discurso que no necesariamente es coincidente con la película- buscan un efecto de choque. Lo que intento es que el conjunto de los ciudadanos españoles y vascos seamos conscientes de que es posible pensar de una manera diferente a la que lo hacemos. Es posible pensar diferente puesto que es posible una película diferente.
- En la película Wall-E, de Pixar apenas se habla, en cambio en “Tiro en la cabeza” parece que ha molestado que no se les oiga hablar. ¿Donde está el límite de lo aceptable en una sala de cine?
Es algo sobre lo que estoy reflexionando. En Wall-E se habla poco pero la esencia de la película como propuesta de entretenimiento de masa ha quedado intacta. Tengo la sensación de que en “Tiro en la cabeza” no solo me he llevado el diálogo. En esa operación he extirpado todo lo que puede tener el cine como instrumento de entretenimiento. Mis anteriores películas tenían cosas en común con esta última; pero, a pesar de ser propuestas arriesgadas; a pesar de enmarcarse dentro de una idea del cine entendida como herramienta de consciencia; tenían una esencia espectacular. En “Tiro en la cabeza” no ha quedado nada de todo eso.
- Se que eres un adorador del cine de Bresson y de Rosselini. Además yo he visto ecos en tus filmes de Kieslowski, Haneke, incluso de Bergman. ¿Te sientes reconocido con estos autores? ¿Qué otras fuentes, cinematográficas o no, te inspiran?
Me inspira la modernidad. De niño me fascinó el cine clásico norteamericano; pero cuando, de estudiante, descubrí el cine moderno -el cine de Rossellini, Godard, Bresson o Tarkovski- supe que ese era el buen camino para mí. Dicho esto, creo que en “Tiro en la cabeza” no hay nada de estos autores. Lo digo con modestia y sinceridad, también: en “Tiro en la cabeza” he tenido la sensación de estar en el centro de la creación pura; como un arqueólogo que descubre una ruina por primera vez. No sentía ninguna influencia anterior. Lo que filmábamos y cómo lo filmábamos no tenía nada que ver con nada que hubiera visto anteriormente.
- Mucho se ha escrito sobre el cine, como mirada, opinión, ensayo ¿Ese plástico atravesado por una luz, como te leí decir, puede ser un arma de destrucción masiva? ¿Puede ser revolucionario?
El cine y el terrorismo tienen muchos paralelismos. De hecho, no es casual que muchos ex miembros de la banda terrorista ETA se han acabado reciclando en el cine. No hace falta dar nombres para saber que esto ha sido así. El cine y el terrorismo comparten dos cosas, como resaltó José Enrique Monterde, moderador del debate en la FNAC el miércoles tras el estreno en San Sebastián: propaganda ideológica y espectacularidad. El cine se constituye como herramienta de propaganda ideológica y se basa, para convencer ideológicamente, en la espectacularidad de sus imágenes. Han existido películas más sutiles y otras menos. Pero en todas las películas permanece ese substrato ideológico y espectacular. Yo he intentado con esta película desactivar ambas facetas. Por ese motivo es una película anti ideológica y anti espectacular. Y por eso no se parece en nada, o casi nada, a cualquier otra película. Por eso es una película compleja.
- ¿Como ves el panorama cinematográfico actual? ¿Harían falta más “Jaimes Rosales”?
El panorama cinematográfico lo veo bien. El cine de autor avanza –con dificultades, indudablemente, pero avanza- y el cine comercial retrocede –eso es innegable-. Se están produciendo varios desplazamientos en la distribución. En el centro de las ciudades cada vez hay más salas en versión original que proponen una programación mixta bastante completa y estimulante; y en las grandes superficies en el extrarradio se concentran las grandes superproducciones. Además está el fenómeno de las series de televisión que se están llevando por delante a las producciones medias. Los museos empiezan a proponer una alternativa seria a las salas de arte y ensayo más exigentes. En medio de estos cambios todavía queda por ver la irrupción de Internet que cambiará las reglas del juego. Yo creo que es un periodo de cambios interesante. Lo que hace falta es que al final triunfe el cine, el buen cine. De la mano de quién venga ese buen cine no tiene importancia.
- ¿Cual ha sido la película que más te ha gustado de los últimos tiempos?
“Tropical Malady” de Apichatpong Weerasethakul.
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